Clarín.com acompañó la caravana de pilotos y asistencia por el Paso de Jama, a casi 4.900 metros sobre el nivel del mar.

Clima cambiante y paisajes espectaculares en el cruce del Dakar a Chile – Lluvia, niebla, sol, salinas y llamas en el camino de Jujuy a Calama. Lluvia, niebla espesa y montañas verdosas entre multitudes al costados del camino. Sol, cielo díáfano y llamas correteando en la aridez pura de suelos a casi 5.000 metros de altura. Esa fue la escenografía argentina y chilena que tuvo hoy el rally Dakar 2011 en su tránsito desde Jujuy a la ciudad de Calama por el espectacular Paso de Jama, en el camino para la cuarta etapa de la competencia.

El día comenzó para todos con una multitud esperando a máquinas y pilotos en el pequeño campamento levantado en Perico, tal como había sucedido en la tarde anterior. Tras una lenta y embotellada salida, el camino siguió con el paso por la capital jujeña y desde allí el avance por la ruta en gradual ascenso hacia Yala, famosa por su laguna. Desde muy temprano, la gente esperó al costado de la ruta para saludar con banderas argentinas y carteles de agradecimiento. A pesar de la fuerte lluvia que cayó en San Salvador, todos se quedaron allí, tapándose como pudieron, armando pequeñas tiendas con telas y usando los techos de los autos como soporte.

Luego, en los primeros tramos de montaña más abierta, la conducción se complicó para todos: la ruta quedó encerrada en una espesa niebla que por momentos no dejó ver más allá de quince metros de asfalto. Una espesa nube gris, bajo la lluvia, entre curvas cerradas y montañas de color verde a los costados. Todo el mundo prestando mucha atención, mientras el público iba apareciendo de golpe entre la niebla, como fantasmas, con su alegría por el paso de los vehículos. «Welcome to León», decía uno de los carteles pintados a mano.

En ese camino hacia Chile, se pudo ver la actitud temeraria de varios pilotos de camiones. Un poco apurados por tener que llegar a horario a la salida del especial en suelo chileno y otro poco por costumbre dakariana, muchos aceleraron de más e hicieron sobrepasos en zonas complicadas, prohibidas, con escaso margen para el error.

Más adelante les llegó el turno a Purmamarca -donde una multitud se acercó hasta la entrada a la localidad, en el desvío a la izquierda para abandonar el camino que va hacia La Quiaca y Bolivia- y Susques, último pueblo antes del cruce a Chile por la ruta provincial 52, entre salinas, minas y lugareños apareciendo cada tanto para saludar.

Tras esto, la caravana comenzó la trepada hacia el Paso de Jama, en un espectacular camino que superó los 4.800 metros de altura sobre el nivel del mar. Una elevada exigencia para los camiones de asistencia, más grandes y pesados que los de carrera. Pero más para el cuerpo: cada movimiento brusco pesó en los huesos y fue un mazazo para la cabeza, que intentó funcionar lo mejor posible a pesar de la falta de oxígeno.

Es que la Cordillera de los Andes es así. No tendrá la mística africana ni sus camellos, pero a

cada Dakar les regaló un espectacular escenario para cruzar hacia Chile. En 2009 fue por el paso de Libertadores, por Mendoza. En 2010, por el de San Francisco. Esta vez, con llamas y salinas a los costados del camino, y bajo un cielo azul profundo que acompañó hasta Calama, Jama no fue la excepción.

Fuente: Clarín.com