Le ganó 3-0 al Mazembe en la final en Abu Dhabi, con goles de Pandev, Eto’o y Biabiany.

Inter gritó campeón en el Mundial de Clubes – El equipo africano, la sorpresa del torneo, se vio ampliamente superado por el de Milán, que tuvo a Zanetti, Milito y Cambiasso entre los titulares. En 2011, la Copa volverá a jugarse en Japón. Realidades totalmente opuestas. El débil contra el fuerte. El pobre contra el rico. El sacrificio contra el buen pie. La final del Mundial de Clubes encontraba dos equipos distintos en realidades económicas y futbolísticas. De un lado, el increíble Mazembe del Congo, que llegaba a esta instancia como campeón de Africa y tras haber superado en este torneo al Pachuca (México) y al Inter de Brasil, campeón de la Libertadores. Del otro lado, el poderoso Inter de Milan, campeón de la Liga de Campeones sobre el Barcelona y en Abu Dhabi con la victoria sobre el Seongam Ilhwa, de Corea del Sur.

Rápidamente, el juego de las diferencias empezó a hacerse notorio. Eto’o, Milito y Pandev pronto inclinaron la balanza con su juego ofensivo, apoyado en un mediocampo que se tiró a jugar y las ya clásicas subidas de Javier Zanetti (titular con Milito y Cambiasso), que se hicieron aún más frecuentes por las escasas llegadas del rival. Aunque a los dos minutos no llegó ningún gol, como había ocurrido en el primer partido del Mundial, a los doce sí apareció la ventaja, con un toque rápido de Milito para Eto’o, quien mandó la pelota en profundidad para Pandev, quien le ganó la posición a los centrales y definió de zurda a la derecha del arquero Kidiaba.

Cinco minutos más tarde, fue Eto’o el que amplió la diferencia en el marcador. La jugada se inició por derecha con Cambiasso y Zanetti, quien tiró el centro. Pandev no pudo parar la pelota que le quedó al camerunés para que definiera con la derecha desde afuera del área al mismo palo del primer gol. Esta vez, Kidiaba salió enfurecido desde el arco para recriminarles a sus compañeros por no haber marcado al delantero africano.

Dos chances claras más tuvo el Inter. Y las dos con Milito como protagonista. En ambas recibió solo, escapándosele a sus defensores. La primera fue a los 24 minutos, cuando definió mal ante el achique del arquero, la pelota le rebotó en el pie a Kidiaba y un defensor completó la jugada mandándola al córner. A los 42 se produjo la segunda, cuando el delantero argentino recibió de Pandev y cuando definió se encontró con un arquero que salió a achicar, estiró su pierna hacia delante y logró evitar que la pelota siguiera su recorrido hacia el gol.

Para el final quedó la chance de Kaluyituka, en el primero de los dos minutos de descuento, pero apareció Iván Córdoba para ahogarle el grito antes de que la pelota pase a Julio César para meterse al arco. Así, con una ventaja cómoda y contadas situaciones de su rival, el Inter se iba al descanso tranquilo y relajado para salir a jugar el segundo tiempo.

Un segundo tiempo de pocas atracciones, porque el Inter reguló. Recién a los 15 minutos llegaron las oportunidades más claras del período, con dos palos consecutivos: uno de Maicon en el primer poste y un cabezazo de Milito –la tercera chance más clara que tuvo-, que dio en el segundo palo y se fue. Un minuto más tarde preocupó Mihayo, con un tiro desde afuera del área que contuvo el arquero brasileño del Inter en dos tiempos.

Sin embargo, al equipo de Milán todavía le faltaba un gol. Un gol que llegó desde el banco, con la confianza depositada por Benítez en un joven francés, Jonathan Biabiany, que recibió la pelota de Stankovic, dominó de derecha y definió de zurda para el definitivo 3-0 con el que el Inter gritó «campeón» para cerrar el año con un broche de oro.