Lo admitió el líder de Surcorea, donde arranca mañana la cumbre. Lee Bak dijo que hacen falta “cinco meses” para un acuerdo.

Descartan que el G-20 pueda frenar una “guerra de monedas” – Los países ricos y emergentes reprochan a EE.UU. por operar sobre su divisa para beneficiar a su comercio.
El presidente surcoreano, Lee Myung Bak, descartó casi por completo que en la cumbre que desde mañana harán en esta ciudad líderes mundiales se llegue a un acuerdo para superar los desequilibrios comerciales y el riesgo de una «guerra de monedas».

En una entrevista publicada por diversos diarios locales, el anfirión Lee aseguró que los países del Grupo de los 20 (G-20) están creando un grupo de trabajo que aborde esta cuestión, pero afirmó que concluir esa tarea llevará «al menos 4 ó 5 meses» .

El G-20, formado por países ricos y de desarrollo intermedio (entre ellos, Argentina), se reactivó en 2008 para buscar resolver la crisis financiera global, por ejemplo con una nueva regulación hasta ahora pendiente. Pero hoy tiene más urgencia con un tema que amenaza con desestabilizar la economía mundial: las devaluaciones competitivas que aplican varios países para intentar superar sus crisis, afectando a socios comerciales.

Desde mañana, los 20 líderes se abocarán a analizar los desequilibrios comerciales, y Lee consideró «un gran éxito’’ que los ministros de Finanzas acordaran hace unas semana –en una cita preparatoria– crear un mecanismo para abordar esos desequilibrios, pero apuntó que fue imposible acordar unas pautas generales antes de la cumbre. «Creo que habrá una discusión muy entusiasta sobre este tema en la cumbre’’, opinó pero ninguna solución inmediata.

Ayer las presiones retóricas continuaron. China, por ejemplo, advirtió que la política de «dinero fácil» de Estados Unidos amenaza con «desestabilizar» a la economía global, creando una «burbuja».

EE.UU. venía presionando a China a que revaluara su moneda, el yuan, pero la semana pasada anunció que imprimirá 600 mil millones de dólares para comprar bonos de su Tesoro, una forma de dar liquidez para afrontar la recesión pero también de debilitar al dólar, favoreciendo a su comercio exterior.

Desde la Unión Europea, Alemania, por su parte, también ha rechazado la jugada unilteral de EE.UU. y ya advirtió en la reunión preparatoria de ministros que no acepta la idea norteamericana de que los países con superávit externos se autolimiten. Brasil, desde Sudamérica, hizo lo propio.

Los días previos a esta cumbre se han dado presiones cambiarias cruzadas y se teme un fracaso en Corea. En la previa de ministros, para «salvar la ropa» se anunció una reforma sobre el Fondo Monetario Internacional: dar más lugar en su directorio a China, Brasil, Rusia e India, es decir a países emergentes, para lo cual Europa cedería algunos asientos.

La reforma de los organismos internacionales, y el control de las finanzas internacionales, es otro tópico del G–20, pero la guerra de divisas parece ahora como lo más apremiante.

Ayer, un vicegobernador del Banco Central de China, Ma Delun, se mostró «preocupado» por la decisión de la Reserva Federal de EE.UU. de comprar bonos del Tesoro por los mencionados 600 mil millones de dólares. «Eso podría aumentar los riesgos de desequilibrio global y presionar a los mercados emergentes para que ajusten sus balances de pagos y también causar la formación de burbujas de recursos», dijo .

Otra fuente del Banco Central chino dijo que Beijing no apunta a reemplazar al dólar con el yuan, pero desea un sistema monetario global más «razonable», en el marco de una reforma «gradual».

China teme que la sobreoferta global de dólares genere flujos de capitales especulativos hacia los mercados en desarrollo , que terminen apreciando sus monedas y restando competitividad a sus exportaciones.

Ayer los líderes del G-20 comenzaron a aterrizar en Seúl.

Los primeros en llegar eran a estas horas los presidentes de EE.UU., Barack Obama, y de Rusia, Dimitri Medvedev. Luego estaba agendado el brasileño Lula Da Silva, acompañado por su sucesora electa Dilma Rousseff, y para hoy a las 7 de la mañana se esperaba el arribo de la argentina Cristina Fernández de Kirchner.

Esta quinta cumbre del G-20 se iniciará mañana con una cena de trabajo y culminará el viernes por la tarde. Habrá fortísimas medidas de seguridad .