Dilma Rousseff será la nueva presidenta de Brasil – Será la primera mujer que gobernará a la mayor economía sudamericana. Recibida con una lluvia de pétalos en Porto Alegre, donde voto por la mañana, Dilma Rousseff fue ovacionada anoche por decenas de miles de brasileños que la convirtieron en la primera presidenta mujer de Brasil. Con 56% de los votos se consagró a los 62 años por una ventaja indiscutible sobre su adversario , el opositor José Serra. Anoche, el triunfo fue celebrado en el hotel Naoum de Brasilia, donde se instaló el comando de la alianza que la llevó a la presidencia. Junto a ella se encontraba su vicepresidente electo Michel Temer. «Mi elección es una muestra del avance democrático del país, porque por primera vez una mujer asume la presidencia».
Y en esa línea ratificó varios compromisos que ya había delineado en los 13 puntos programáticos que había presentado antes del último debate televisivo con su adversario José Serra.
Mencionó, en primer lugar, su compromiso «con la democracia en toda su dimensión» y con «los derechos esenciales de la vivienda digna, de la renta y de la paz social». Dijo, de inmediato, que irá a velar » por la más amplia e irrestricta libertad de prensa y de religión «, dos de los grandes temas que la oposición había considerado como las vulnerabilidades de la presidenta electa. «Quienes como yo hemos luchado por la democracia, somos amantes de la libertad. Dije y sostengo que la prensa libre es indispensable para la democracia. Dije y reafirmo que prefiero las miles voces de la prensa al silencio de los dictadores «.
Anoche quedaron atrás las horas de ansiedad y estrés de una campaña que, entre la primera vuelta y el balotaje, adquirió contornos «virulentos». Dilma lo había dicho por la mañana al comentar: «Fue muy dura, con calumnias diversas. Pero no guardo rencor».
En esa línea componedora convocó a deponer las armas y tendió puentes con el arco opositor al pedir «el fin a la disputa política». En su mensaje al país fue enfática: «Seré presidenta de todos los brasileños y brasileñas respetando las creencias políticas y convicciones ideológicas». Y afirmó que irá a valorizar «la transparencia en la administración pública, sin jamás perseguir adversarios ni proteger amigos».
De 68 años, Serra apareció ante sus seguidores entrada la noche y felicitó a Dilma. «Le mando un saludo a la candidata Dilma Rousseff y le deseo que le haga el bien a nuestro país», dijo tras ser derrotado por una diferencia de 12 millones de votos .
Desde el bando contrario, el Partido Socialdemócrata y su aliado DEM no tenían consuelo y cerraron las oídos a los llamado conciliatorios de Dilma. El titular de esa agrupación, Sergio Guerra, dijo que la campaña «fue demasiado radical y violenta. Si hubiera obedecido a la ley, sería posible un proyecto de unión nacional. Pero eso no se dio: hubo confrontación todo el tiempo, agresiones mutuas y eso dificulta tender los puentes». Más todavía, a pesar de resultados indiscutibles por la distancia de más de 10 puntos, consideró que «la legitimidad de esta elección está en tela de juicio y se requiere una gran reforma política».
Lo que este político había descrito como «violencia» curiosamente salió de los centros de internet montados por partidarios de Serra, que divulgaron desde descalificaciones a rumores ofensivos para la intimidad de la mujer que se acaba de consagrar como la jefa de Estado número 40 del país.
La irritación opositora llegó al punto de poner en duda un triunfo previsto por las encuestadoras. Dijeron a través de una emisora televisiva que informaciones del PSDB, el partido de Serra, indicaban un «viraje» en el voto y mostraban a al candidato opositor como victorioso.
Desde luego, nada de esto sirvió para forzar resultados claramente adversos a los tucanos (los socialdemócratas). Con esta nueva derrota, la oposición queda desarticulada. El DEM, un partido que es el sucesor del antiguo PFL (de extrema derecha), dejará de existir. Sus caciques perdieron sus puestos en el Congreso y la expresión de esta fuerza es casi inexistente. El PSDB tendrá que revisar su comportamiento durante todo el proceso que llevó a la elección de Serra como presidenciable. Hay dos referentes con peso propio: el gobernador electo de San Pablo, Geraldo Alkmin, y el senador por Minas Gerais, Aecio Neves.
A diferencia del titular del PSDB, el parlamentario –quien fue gobernador de su estado—dijo de su compañero Serra que «hizo lo que pudo hacer. Está claro que siempre que termina una elección uno se encuentra con problemas que ocurrieron aquí o allá. Pero creo que el saldo final es muy positivo».
Dilma sostuvo que irá a «golpear las puertas de Lula» para consultarlo. «Heredo un cargo que debo honrar por lo que el presidente significó para Brasil. Ese es un desafío». Y concluyó con un llamado a la unión nacional «para una acción enérgica en pro del futuro de nuestro país».
«Agradezco muy especialmente y con mucha emoción al presidente Lula», dijo Rousseff, quien tuvo que interrumpir su discurso a causa de su voz entrecortada y porque los militantes del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) comenzaron a corear el nombre del popular mandatario.
«Agradezco la honra de su apoyo», dijo Rousseff. «Haber aprendido con su sabiduría es algo que se guarda para toda la vida», dijo la presidenta electa, ya para ese momento en un llanto emocionado en el hotel de Brasilia desde donde pronunció su discurso.
Clarin.com