Desafío cumplido – Partió el lunes a las 8:15 hs y regresó a la ciudad a las 18:30 hs. Fue un desafío enorme y bien logrado. Porque los 21 corredores de la ciudad de El Trébol se pusieron la carrera al hombro y salieron a «patear» el Departamento desafiando cada camino.
Así pasó el envión de Boulevard América y Avenida Libertad a las 8 y cuarto de la mañana y el desafío se puso en marcha. La ciudad estaba vacía, el clima era más bien fresco y sólo la mirada de los trasnochadores era testigo de la largada.
El camino a Pueblo Casas estuvo lleno de postas y entusiasmo. La mañana fresca del lunes y el sol hicieron de compañía a cada corredor o al ciclista de turno. La brisa del norte fue un excelente complemento para llegar a la primera meta, que fue Pueblo Casas.
Ahí fue la calidez de la gente lo que se hizo sentir de una manera tan sentida como pueblerina. Gente agrupada en las esquinas aplaudía el pasar de los corredores y esos aplausos eran devueltos por los muchachos.
El próximo paso fue Cañada Rosquín. Atravesando la ruta de tierra y con trancos gigantes, cada maratonista le regaló esfuerzo a la travesía y kilómetros a la prueba. Así se completó una nueva etapa. Recorriendo las calles muy arboladas de Cañada Rosquín y con el recibimiento de los Bomberos locales. Los vecinos se asomaban y se preguntaba que era lo que pasaba. En realidad se trataba de 21 maratonistas que unían gran parte del Departamento a trancos parejos y cada unos sumaba en su «odómetro personal» para completar la meta fijada.
Traill era el siguiente paso. Sobre el mediodía y con el sol pegando fuerte, pero con el viento fresco de aliado, la pequeña localidad, casi fantasma, fue un testigo casi ininmutable para el pelotón. Comenzaron a «correr» los primeros «Gatorades» y las barritas de cereal. También empezó la ingesta de potasio a base de bananas.
Había que empezar a volver y virar hacia el oeste. Esperaba San Jorge, 17 kilómetros alejados y con piernas cansadas. Un camino largo nos unió con la ciudad más grande del Departamento. Que como siempre, lució tan bella como fría ante el paso de los corredores.
La siguiente etapa fue por Ruta y los corredores más experimentados y de gran perfomance se encargaron de la labor. Los Maciel, Cardoso, Cosentino y Maselari se largaron a la ruta. El objetivo era Carlos Pellegrini, donde se llegó a las 16 hs.
Desde allí, con el grupo agotado y sumando un promedio de más de 20 kms cada uno, se realizó una intensa caminata. Había que regular la marcha ya que el horario de recepción en El Trébol estaba estipulado para las 18:30 hs. y si se seguía con el trote iba a terminar siendo mucho antes. Tres kilómetros antes de llegar, el trote volvió a hacerse constante con todos en la calle y el largo Boulevard que debía atravesarse de punta a punta. Fue tan placentero como agotador. El esfuerzo final, el sol, las «flechadas», las «ampollas» o las piernas que no respondías, se contagiaron del envión y el entusiasmo final y a las 18:35 hs. el desafío de los 120 kms. en posta quedó finalmente hecho añicos.
El grupo
Nada podría haber sido realidad sin un grupo compacto, compañero y tremendamente unido y solidario. El liderazgo de Rubén Cardozo, el manejo de grupo de Raúl Dominio, la resistencia demoledora de Leonel y Ezequiel Maciel, la carrera silenciosa de Néstor Maselari, la prestancia de Gonzalo Pietrani y Mauricio Cosentino, la guapeza de Nora Barrera, Lorena Acevedo, Valeria López y Dalina Toledo, los imparables Héctor Giordano y Fernando Paserini, el desenfado de Jorge Cáceres, la solidaridad de Lucas Gómez, el espíritu de Alcides Rasero, la fuerza de Marcos Gómez y la predisposición de Marcos Castellino y René Ramonda. Quién escribe, empachado de satisfacción, no tiene más que agradecer la invitación y la fuerza de convencimiento de Lorena, el «Pacha» y Alcidez.
Un día después, con algunas ampollas y las piernas cansadas, uno no hace más que pensar y esperar, cual será el próximo desafío.