Benedicto XVI calificó de “crímenes atroces” las violaciones sexuales cometidas por curas pedófilos.

“Con dolor y vergüenza”, el Papa pide otra vez perdón por los abusos – Y dijo que las víctimas eran «mártires». Lo hizo en su homilía en la catedral de Westminster. Miles de británicos protestaron por la visita. Mostrándose sinceramente conmovido, el Papa pidió perdón ayer por la mañana «con dolor y vergüenza (…) por los crímenes atroces» cometidos por casos de abusos sexuales cometidos por curas pederastas, que desprestigian su pontificado. En la homilía que pronunció en la catedral católica de Westminster, Benedicto XVI comparó los sufrimientos de las víctimas con los mártires de la Iglesia y les expresó su «profundo pesar», mientras en las calles del centro de Londres 12 mil personas protagonizaban una marcha en su contra.

El Papa se reunió después de la misa con cinco víctimas de los abusos, cuyas identidades no fueron reveladas. El funcionario católico Bill Kilgallon, que las acompañó, sólo dijo que eran todas británicas y provenían de Londres, de la región de Yorkshire y de Escocia. El encuentro duró entre 30 y 40 minutos y el Papa «estaba conmocionado», explicó Kilgallon. Posteriormente, el vocero papal, monseñor Lombardi, precisó que las cinco víctimas que estuvieron con el Pontífice eran cuatro mujeres y un hombre.

Benedicto XVI ya se había encontrado con víctimas de los abusos en sus viajes a Estados Unidos, Australia y Malta. «El Santo Padre escuchó las historias de las víctimas y les expresó su profundo dolor y vergüenza por su sufrimiento y el de sus familias», comentó.

El Papa, según un comunicado del Vaticano, les aseguró que la Iglesia, mientras continúa poniendo en marcha medidas eficaces para la protección de los jóvenes, «está haciendo todo lo posible para verificar las acusaciones y colaborar con la autoridad civil a fin de entregar a la justicia a los religiosos acusados de estos graves crímenes».

En su homilía en la catedral de Westminster, frente a miles de fieles que colmaban el templo y seguían sus palabras desde la plaza vecina ante una pantalla gigante, Benedicto XVI habló del «inmenso sufrimiento causado por estos abusos» y reconoció su «vergüenza y humillación» por estos pecados.

Durante toda la intensa jornada de ayer, el Papa lució cansado. Sus declaraciones sobre los curas abusadores han sido las más fuertes que se recuerdan, porque incluso no dudó en comparar a las víctimas de los clérigos pederastas con los «mártires de todos los tiempos» del catolicismo.

Afirmó que pensaba «en los inmensos sufrimientos causados por el abuso de los niños por parte de ministros de la Iglesia». Pidió el castigo de los responsables de los crímenes para que puedan «contribuir a la cura de las víctimas y a la purificación de la Iglesia».

Entre los fieles presentes se encontraba el ex primer ministro británico Tony Blair, miembro del Partido Laborista y un anglicano convertido recientemente al catolicismo.

El tema de los abusos sexuales ha dañado mucho el prestigio de la Iglesia en este país profundamente laico y secular. Los 11 mil que marcharon en protesta por la presencia del Papa no ahorraron críticas y sarcasmos . A los periodistas, Barbara Dorris, una norteamericana, mostró una foto suya de la primera comunión «cuando tenía siete años y era maltratada por un sacerdote».

«El Papa no para de pedir perdón pero no hace nada», dijo la mujer.

Teresa Kendalle, del movimiento Secular, que marchaba con un cartel antipapal, afirmó que la actitud del pontífice y de la Iglesia «es totalmente insuficiente».

«El Vaticano no pasa a las autoridades de los países donde se han cometido los crímenes la información que posee para que los culpables sean procesados», destacó.

Peter Tatchell, un dirigente de derechos humanos, dijo que las disculpas de Benedicto XVI «no bastan». El Papa «no ha admitido sus propias culpas y no obliga a las iglesias locales a entregar a las autoridades la documentación que poseen sobre los curas pederastas».

La londinense Sue Cox agregó que sufrió abusos por parte de un clérigo cuando tenía solo diez años. «El Papa volverá tranquilo a Roma con lo que dijo, pero nosotros vamos a seguir persiguiendo a los responsables de aquellas barbaridades y a denunciar todo».

Los gritos y cantos acompasados, acompañados por carteles que hacían flamear los manifestantes», acusaban al pontífice de ser «el jefe de la banda de pedófilos» y de causar miles de muertos en Africa por la rígida posición en el uso de los preservativos contra la infección de Sida. También los homosexuales hacían blanco con sus protestas contra «la posición homofóbica» de la Iglesia». Tres de ellos vestían de angelitos.

Grupos de mujeres reclamaban la ordenación sacerdotal de las féminas y la legalización del aborto.

Terry Sanderson, presidente de la Sociedad Nacional Secular, concluyó la marcha hablando con un altoparlante a la multitud. Sanderson sentenció que «los días de los Papas se terminaron».

«Este es un país secular, somos una nación secular. El Papa debería volverse a su país con su religión y dejarnos organizar la sociedad que queremos».

Sanderson dijo que estaba «muy contento de que seamos más de 10 mil. Es muy gratificante ver hoy el secularismo en las calles». Aunque anglicanos, católicos, otros protestantes, musulmanes y judíos registran la mayoría de los 60 millones de habitantes, Gran Bretaña es un país profundamente laico y secularizado, con bajos índices de práctica religiosa.

Clarin.com