Sus diputados no dieron quórum. La oposición impulsaba dos proyectos para combatir la ola de inseguridad.

El oficialismo bloqueó el debate sobre las salideras bancarias – Pero el jefe kirchnerista de la Cámara levantó la sesión sin esperar a que ingresaran los opositores. Fuertes cruces con el bloque K. El conteo del tablero aumentaba a paso lento. Se acercaba a las 129 presencias necesarias, mientras el kirchnerismo seguía sin facilitar el quórum. Hasta que el silencio tenso dejó paso a fuertes reproches opositores hacia el oficialista Eduardo Fellner, titular de la Cámara de Diputados, que 40 minutos después de la hora establecida levantó la sesión por falta de numero. Ningún otro kirchnerista apareció por el recinto, salvo Patricia Fadel para pedir la suspensión, lo que generó duros cuestionamientos porque se iban a tratar por primera vez en el año dos proyectos contra la inseguridad, con medidas para prevenir los delitos de salideras bancarias.

«No debatir estos temas cuando la gente se está muriendo en la calle constituye una gravísima irresponsabilidad», levantó la voz Elisa Carrió, líder de la Coalición Cívica, y expresó un «ruego» para que los diputados oficialistas aportaran al quórum. Fellner dio por fracasada la sesión con 123 diputados presentes, 6 menos de los necesarios, pese a que muchos opositores iban llegando a las apuradas. Algunos demorados con la excusa de los atascos por la lluvia y otros por los debates que se prolongaron en las comisiones. Curiosamente, el primer tema de la agenda era la reincorporación del infanticidio al Código Penal, una iniciativa con apoyo transversal impulsada por la oficialista Diana Conti.

Referentes de otros bloques opositores siguieron a Carrió en los cuestionamientos a Fellner. Intentaron, sin éxito, que reconsiderara su decisión. Y la radical Silvana Giúdici denunció que la Comisión de Turismo, presidida por un oficialista, siguió funcionando indebidamente mientras sonaba la chicharra que llamaba a sesión. Graciela Camaño, del peronismo disidente, fue la más dura con el presidente de la Cámara: «Esta desmesurada lealtad, no sé a qué, lo está llevando a cometer errores garrafales. Siento pena por usted». Fellner les replicó: «Tomen las decisiones que quieran, no voy a discutir más desde acá».

Las críticas abarcaron al jefe del bloque oficialista, Agustín Rossi, porque en la reunión de Labor Parlamentaria del martes se comprometió a facilitar el quórum para tratar, entre otros, los proyectos contra las salideras bancarias que su bancada apoyó en el debate en comisión. Ambos fueron presentados por Gerardo Milman, con el sostén de su jefa de bloque, Margarita Stolbizer, del GEN. Uno para la instalación de barreras visuales en las filas de cajas y cajeros automáticos. Y otro para el blindaje obligatorio de las bóvedas de los bancos. La necesidad de legislar sobre las salideras bancarias fue producto del impacto del caso Píparo y la muerte de Isidro, el bebé que nació tras los balazos a su madre al ser víctima de ese delito.

«No hay voluntad de trabajar, ésa es la posición política del oficialismo. El reglamentarismo es la forma que tienen los mediocres para frenar el funcionamiento del Congreso», aseguró Felipe Solá, jefe del PJ Federal.

«Si la oposición fija la agenda parlamentaria, es su responsabilidad conseguir el quórum», se justificó Rossi, y atribuyó la estrategia a evitar el intento del arco no oficialista para modificar el giro del polémico proyecto sobre Papel Prensa (ver pág. 7). Con la caída de la sesión también ganó tiempo y esquivó las críticas al Ejecutivo que tenían preparadas los opositores por la falta de medidas para controlar la inseguridad. Como habitualmente, Rossi tomó la determinación con el aval del matrimonio Kirchner. «El Gobierno le da la otra vez la espalda a la sociedad», dijo el radical Jorge Alvarez.