Señal de Chávez a Santos para reabrir el diálogo con Colombia – Sin embargo, volvió a acusar a Uribe de instigar un ataque militar contra Venezuela. Y amenazó con suspender los envíos de crudo a los EE.UU. En momentos en que el «tensiómetro» de las relaciones entre Colombia y Venezuela registra señales de alarma, el presidente venezolano Hugo Chávez abrió ayer una luz de esperanza por la mejoría de las maltrechas relaciones binacionales al enviar, a través de una columna de prensa, con un mensaje al próximo presidente colombiano, Juan Manuel Santos: si a partir de su posesión –el 7 de agosto– éste da muestras «claras e inequívocas de tener una voluntad política real y sin trampas», su país estaría «dispuesto a re emprender el camino del diálogo». Así lo manifestó Chávez, quien el jueves rompió relaciones diplomáticas con su vecino, que lo acusó de albergar y proteger en su territorio a 1.500 miembros de las guerrillas colombianas FARC y ELN.
«Tenemos que recibir señales claras e inequívocas de que hay una voluntad política real en el nuevo gobierno de Colombia, para reemprender el camino del diálogo, sin trampas», escribió el líder venezolano en su columna dominical ‘Las líneas de Chávez’, que publican diarios venezolanos afectos a su gobierno.
En el escrito, Chávez volvió a atacar a Uribe de quien dijo » deja tierra arrasada detrás de sí y todos los puentes (de la relación bilateral) rotos «. Además, horas después en un acto público transmitido por medios oficiales, lo acusó de estar fraguando junto al gobierno de Estados Unidos una agresión armada en contra su país que, dijo, «tiene una probabilidad como nunca la tuvo en cien años».
«La posibilidad de una agresión armada contra territorio venezolano desde el territorio de Colombia en este momento tiene una probabilidad como nunca la tuvo en todos estos años, diría que en cien años», aseguró el líder bolivariano que fue más allá: «Todo señala al gobierno de Colombia y más que (ello) al gobierno de Estados Unidos, ahí está el gran culpable, ahí está el gran instigador», enfatizó.
Con tono vehemente, Chávez se defendió de las acusaciones de Bogotá: «Nosotros rechazamos, hemos rechazado y rechazaremos siempre la posibilidad de que una fuerza guerrillera extranjera o paramilitar extranjera o militar extranjera se instale en el más pequeño milímetro cuadrado de nuestro territorio soberano». Y amenazó al gobierno de Barack Obama con suspender la venta de petróleo venezolano si éste acoge la tesis colombiana de que su gobierno protege a guerrilleros izquierdistas. «Si hubiera una agresión armada contra Venezuela, desde territorio colombiano u otro lugar, impulsada por el imperio yanqui, nosotros, aún cuando aquí tengamos que comer piedra, le suspenderíamos el envío de petróleo a Estados Unidos. No le enviaríamos una gota de petróleo más», concluyó.
Tal es el temor del venezolano ante un eventual ataque orquestado por el gobierno estadounidense en su contra que ayer mismo prefirió cancelar su participación en un evento político en Cuba . (Ver recuadro) En tanto, el ex ministro de Defensa Santos prefiere guardar silencio frente al tema de la presencia de las FARC en suelo venezolano. Al menos, hasta tanto no asuma la presidencia. De hecho, Santos emprende hoy una gira por países de Sudamérica, que incluye a Argentina. Al su regreso, al final de la semana, participará en Bogotá en una reunión con Néstor Kirchner, mediador en la crisis diplomática entre los gobiernos andinos en su calidad de secretario de la Unasur).
Analistas colombianos, como el politólogo Fernando Cano, de la privada Universidad del Rosario, consideran que no deja de ser «paradójico» que «hoy en día el único puente que existe para el restablecimiento de las relaciones colombo-venezolanas sea precisamente Santos, considerado en Colombia como el principal contradictor de Chávez a lo largo de las últimas décadas –aún más que el mismo Uribe– y a quien el líder venezolano señaló siempre de pertenecer a la ‘rancia oligarquía colombiana’ y de estar detrás del grupo de poder que fraguó un fallido intento de golpe de Estado en su contra».
Con todo, la crisis política parece hoy tener una luz de esperanza al tiempo que se desvanece la latente amenaza de un conflicto armado entre ambas naciones.
Por ahora, los más afectados son los comerciantes a ambos lados de la frontera, que claman a sus gobernantes por la pronta superación de la crisis. El conflicto diplomático afecta a unos cinco millones de colombianos y venezolanos, según cifras de la Cámara de Comercio Colombo-venezolana.