Por una Argentina más allá del Bicentenario

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Mirando par adentro – Por Francisco Díaz de Azevedo Pasaron 200 años nada más y nada menos desde que «nacimos como país». Pasaron 200 años con mucho agua bajo el puente. Pasó la democracia, vino la dictadura y volvió la democracia.
Pasó la historia de la cual no me voy a explayar, pasaron guerras, tragedias, goles, mundiales, crisis y cambiamos tantas veces de moneda.

Pasaron por estas tierras el Papa, presidentes, visitas ilustres y otras no tanto. Y se fueron en cigüeñas sin retorno de tantos hijos buscando un futuro mejor.

Y así pasó Cromañón, Menem, Cavallo, De La Rúa, Galtieri, Maradona y Borges. Pasó el Negro Fontanarrosa, Federico Moura, Aramburo, Soda Stereo y el Polaco Goyeneche.

Pasaron las Abuelas de Plaza de Mayo, los desaparecidos de los años oscuros y los gobiernos de unos pocos días. Y pasó Malvinas, pasó Chile y el Manu Ginóbili.

Paso un pedazo acelerado de historia viva y muy intensamente vivida.

Fueron 200 años de crecimiento… de crecimiento? DE CRECIMIENTO.

Pasaron tantas cosas y pasarán otras tantas más. Y 200 años es un buen motivo para empezar a mirar para adentro.

Porque en 200 años, los argentinos nos hemos dedicado a mirar hacia todos lados, todos los horizontes menos hacia adentro. Y es hora de empezar a hacerlo.

Escuchamos por ahí que los argentinos somos tramposos, chantas, haraganes, creídos y transgresores de las reglas.

Escuchamos por ahí que los argentinos somos soberbios, corruptos, que nos creemos el ombligo del mundo, que pensamos solo para nosotros y que somos maleducados.

Escuchamos por ahí que no nos gusta cumplir la ley, que no nos gusta que nos ordenes y que no nos gusta pagar las deudas que tenemos. Escuchamos por ahí que somos poco apegados a Dios… nada más y nada menos.
Escuchamos por ahí tantas cosas y nos mofamos, nos reímos y las comentamos. Escuchamos… escuchamos … escuchamos?

O estamos sordos y también ciegos?

O cuando miramos a nuestro alrededor y vemos lo que nos pasa nos gusta el panorama?

O cuando miramos a nuestro alrededor y vemos que tenemos cataratas, mares, lagos, ríos, playas, campos, montañas, cordilleras y prados, no nos damos cuenta que lo tenemos porque Dios nos los dio?

Estamos ciegos? Estamos sordos?

Pasaron 200 años. Crecimos? Aprendimos?

Empezamos a amigarnos con las leyes del hombre? Empezamos los políticos a actuar sin consecuencias políticas? Empezamos a amigarnos con la ley de Dios?
Empezamos a ponerle límites y darle educación a nuestros hijos para detener la vorágine de libertinaje que se nos viene y construir un futuro mejor?

Empezamos a mejorar en cada uno de nosotros con una mano en el corazón y mirando para adentro?

Nos duele realmente que nos tilden de todo esto? Y si nos duele?

No es un buen momento para empezar a cambiar?

Daremos la nota en un futuro este bendito país sin que la noticia sea avalar el matrimonio gay, sino por algo que realmente nos enorgullezca y nos haga sentir orgullosos de ser argentinos?
Empezaremos a premiar a los estudiosos y a los señores con el reconocimiento que se merecen y dejaremos de poner en lo más alto a los que sólo nacieron con buena estrella y echan por la borda la imagen de un país con rencores baratos y frases tristemente célebres para que «me la sigan mamando».

Dejaremos que nuestros hijos del mañana se sigan yendo a triunfar a otro lado simplemente porque las oportunidades acá se dan por favores políticos y rencillas de escritorios?

El bicentenario es un buen momento para la reflexión. Somos una patria joven, totalmente de acuerdo, pero eso no nos da la liviana libertad de seguir fracasando en el intento de construir una patria en serio y sincera.

Es hora de mirar para adentro y de manera SINCERA CON NOSOTROS MISMOS. Es hora de salir a hacer patria de la mejor manera. Desde el empleado y la maestra hasta el productor y el político.

Debemos decir basta a los dirigentes que no apoyan simplemente porque el proyecto es del partido de enfrente.

Debemos empezar a decir basta al energúmeno que va a una cancha de fútbol a agredir.

Debemos empezar a decir basta a nuestro hijo si tiene una actitud que en el día de mañana no lo ayudará a ser mejor.

Debemos empezar a decir basta a la justicia que deja salir al ladrón y al asesino.

Debemos empezar a decirle basta al incorrecto y a la mentira barata.

Es hora de mirar para adentro. Son 200 años, es el Bicentenario, aún podemos estar orgullosos de la patria que tenemos. Pero la construimos entre todos y si SOMOS SINCEROS CON NOSOTROS MISMOS como desde hace tiempo yo lo soy con vos o Dios mío. Así juntos podremos tener una Argentina que nos haga inflar el pecho de orgullo, patriotismo y pasión.

Porque haya una Argentina mejor. Porque haya una Argentina más allá del Bicentenario.

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