Por carta, rechazó su invitación para la reapertura del símbolo de la cultura nacional. Dijo haber recibido una «catarata de agravios».

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Cristina se enojó con Macri: no va a la fiesta del Colón – Y le deseó que «disfrute sin presencias molestas la velada». Macri, que había acusado a Kirchner de impulsar su procesamiento, le respondió: hay que «dejar de lado las diferencias» y «estar a la altura de la historia». «Carta de Presidencia», le avisaron a Ana Moschini, la secretaria privada de Mauricio Macri.

Faltaban pocos minutos para las 20 y el jefe de Gobierno se encontraba en la muestra Puro Diseño que se hace en La Rural. El secretario general del Gobierno, Marcos Peña, se la leyó por teléfono: «La increíble catarata de agravios que ha proferido durante la última semana, llegando en el día de la fecha a manifestaciones públicas descalificatorias de índole personal, marcan un límite que no estoy dispuesta a cruzar», le decía Cristina. El final llegaba con ironía: «Disfrute usted tranquilo y sin presencias molestas de la velada del 24 de mayo».

La Presidenta apeló a una curiosa carta para confirmarle a Macri que no asistirá a la reinauguración del Teatro Colón, el lunes, en el acto más importante que prepara el Gobierno de la Ciudad para celebrar el Bicentenario. «Hay que contestarle ahora», acordó Macri con Peña. Enseguida se sumó el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta. El inesperado cruce epistolar estaba en marcha. La respuesta la escribieron entre los tres, vía blackberry, aunque también consultaron otras opiniones. Había un apuro: no querían que los diarios salieran sólo con la versión K. A las 21, el descargo estaba colgado en la Web.

«Lamento profundamente su decisión ya que esa noche será una fecha histórica que representa para todos los argentinos la voluntad y la esperanza de un mejor futuro que soñaron los héroes de la Revolución de Mayo», arranca el escrito. Macri, además, insta a la Presidenta a «dejar de lado diferencias y estar a la altura de la historia que nos trasciende». Y termina con una frase no menos irónica que la empleada por Cristina Kirchner en el epílogo: «La invito a reflexionar y reconsiderar su posición por el bien de todo nuestro pueblo. Es que los argentinos necesitan de sus líderes en este momento».

La polémica en torno a la celebración por la apertura del Colón se origina en medio de la causa por escuchas ilegales. El líder de PRO está procesado por Norberto Oyarbide y acusa con frecuencia a la Casa Rosada en general y a Néstor Kirchner en particular de haber armado la investigación para perjudicar su gestión y la candidatura presidencial de 2011. Llamativamente, y pese a los dardos que de toda la cúpula PRO le enviaron a la Nación, en el kirchnerismo se habían llamado al silencio luego del procesamiento.

Cristina hizo alusión al tema en la misiva: «Lamentablemente la actitud que usted asumiera por hechos ocurridos en su gestión y con funcionarios designados por usted como jefe de Gobierno de esta ciudad –hechos y designaciones que también son públicos y notorios– y la increíble catarata de agravios que ha proferido durante la última semana, llegando en el día de la fecha a manifestaciones públicas descalificatorias de índole personal». Es decir, no habrá foto de Cristina y Macri en el Colón.

El ingeniero había declarado ayer, antes de la carta presidencial, que si Cristina iba al teatro con Kirchner lo iba a tener que aceptar. «Si va con su marido habrá que sentarse al lado, pero no me pone contento». En el Gobierno porteño aguardan la reinauguración del Colón como uno de los grandes eventos del año. Quieren demostrar que avanzaron con una obra largamente postergada y dar una señal de que en la Ciudad «se trabaja», a pesar de la causa judicial.

Quizá la Presidenta se refirió a los últimos embates de Macri cuando le dijo que no contaran con ella el lunes. «La política no puede ni debe ser una mera ceremonia de cinismo e hipocresía. Por favor, no sienta que me ha agraviado con lo que ha hecho o dicho, por el contrario, son actos impropios que sólo lesionan su propia investidura», sostiene.

En el macrismo interpretaban con sensaciones contradictorias –mezcla de humor y bronca– el «faltazo». «Es increíble que se ofendan con las cosas que ha dicho Kirchner de Mauricio», decían, y recordaban los cruces de la campaña de 2007, cuando el ex presidente patentó la frase «Mauricio es Macri». En un acto en Lanús, el sábado, el jefe de Gobierno había traído aquella frase, para agregar: «Lo bueno es que ahora la gente sabe que Néstor es Kirchner».

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