Del Toro – No estamos ante una película que vaya a (ni pretenda) cambiar el devenir del cine Si Del Toro ya hacía gala en el film original de su solvencia como narrador, de su irreverencia para sortear las convenciones del género y de su inagotable inventiva visual, aquí redobla la apuesta en todos los terrenos y, así, su utilización de los sofisticados efectos generados por computadora resulta todavía más creativa y funcional a la trama. El trabajo cuidadoso y bien dosificado sobre cada aspecto del relato (los gags, las batallas cuerpo a cuerpo, las criaturas sobrenaturales, los romances, los personajes secundarios) hablan de un gran director que, además, se sabe acompañar por artistas de enorme jerarquía como su compatriota Guillermo Navarro en la fotografía o el gran Danny Elfman en la música.
No estamos ante una película que vaya a (ni pretenda) cambiar el devenir del cine de entretenimiento a gran escala, pero sí que lo ennoblece. Un film que no necesita de regodeos ni virtuosismos, de búsquedas grandilocuentes ni aristas pretenciosas porque tiene muy en claro en qué terreno juega y a quién se dirige. Cine popular en toda su dimensión.